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Bogota, Colombia
Creadores: Catherin Sierra,Juan Camilo Superlano. Dirigio La Elaboracion y Contenido: Nancy Elian Lopez P. Docente Metodologia Del Estudio.Grupo Premedico.Facultad De Medicina.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Desarrollo

El consumo de diversos tipos de drogas ha sido una constante observada desde la antigüedad en números pueblos y culturas, por ejemplo los indigenas de la sierra nevada de Santa Marta consumen hojas de coca (jayo) que mezclan en su poporo(concha de ostra) para aliviar tensiones, aparte de tener un alto valor cultural. Pero el fenómeno de la drogoadicción solo ha alcanzado una extraordinaria importancia, por su difusión, consecuencias sociales y sanitarias, en las ultimas decadas. En los últimos dos siglos el hombre ha pasado de solo recolectar las plantas silvestres, cuyo consumo tiene consecuencias a nivel de su psique, a obtener y estudiar sus principios activos, purificarlos, modificar sus estructuras quimicas y aumentar sus efectos, además se cultivan estas plantas para lograr una gran producción y finalmente sintetizar en el laboratorio moléculas afines con el propósito de crear componentes de mayor acción. Al aumentar sus efectos se puede desencadenar una adicción.

En la actualidad es evidente que el consumo de drogas es un problema en la sociedad. Las drogas son “…aquellas sustancias cuyo consumo puede producir dependencia, estimulación o depresión del sistema nervioso central, o que dan como resultado un trastorno en la función del juicio, del comportamiento o del ánimo de la persona. Es toda sustancia capaz de alterar el organismo y su acción psíquica la ejerce sobre la conducta, la percepción y la conciencia…”[1].

El impacto social y el impacto que tienen las drogas sobre un individuo está evidenciado en el siguiente video.



El sistema nervioso es “…el más completo y desconocido de todos los que conforman el cuerpo humano, asegura junto con el Sistema Endocrino, las funciones de control del organismo. Capaz de recibir e integrar innumerables datos procedentes de los distintos órganos sensoriales para lograr una respuesta del cuerpo…”[2]. Una de sus funciones es controlar las actividades rápidas del cuerpo humano. Igualmente, es el responsable “…de las funciones intelectivas, como la memoria, las emociones o las voliciones. Su constitución anatómica es muy compleja, y las células que lo componen, a diferencia de las del resto del organismo, carecen de capacidad regenerativa”[3].

El sistema nervioso está dividido en:
Sistema nervioso central:Comprende:
o Encéfalo.
o Médula Espinal.
Se le llama también "de la vida en relación" porque sus funciones son:
o Percibir los estímulos procedentes del mundo exterior.
o Transmitir los impulsos nerviosos sensitivos a los centros de elaboración.
o Producción de los impulsos efectores o de gobierno.
o Transmisión de estos impulsos efectores a los músculos esqueléticos.
Sistema nervioso periférico:Comprende:
o Nervios craneales.
o Nervios raquídeos.
Tiene como función recibir y transmitir, hacia el sistema nervioso central los impulsos sensitivos, y hacia los órganos efectores los impulsos motores.Sistema nervioso vegetativo:Comprende:
o Tronco simpático: formado por cordones nerviosos que se extienden longitudinalmente a lo largo del cuello, tórax y abdomen a cada lado de la columna vertebral.
o Ganglios periféricos. (Los ganglios son grupos de cuerpos celulares).
Este sistema es llamado, también, autónomo". Está en relación con las vísceras, las glándulas, el corazón, los vasos sanguíneos y músculos lisos.Su función es eferente, transmitiendo impulsos que regulan las funciones de las vísceras de acuerdo con las exigencias vitales de cada momento.[4]
Para comprender plenamente el funcionamiento fisiológico y cómo interactúan los componentes del sistema nervioso se recomienda visitar la fuente primaria sobre el sistema nervioso del presente trabajo.

Dentro de la función nerviosa, sabe destacar la presencia de los neurotransmisores, “…sustancias químicas que se encargan de la transmisión de las señales desde una neurona hasta la siguiente a través de las sinapsis. También se encuentran en la terminal axónica de las neuronas motoras, donde estimulan las fibras musculares para contraerlas…”[5] Estas sustancias, como se puede observar, son indispensables en el funcionamiento normal del sistema nervioso, y van a estar relacionadas con la incidencia de las drogas en el momento de generar una adicción.

Un análisis muy detallado para la comprensión de la importancia de estas sustancias, se recomienda visitar el siguiente hipervínculo sobre los neurotransmisores, en donde se explica muy específicamente la manera en que funcionan, por qué y cómo son producidos, y algunas consecuencias del mal funcionamiento fisiológico de los mismos.
La adicción se ha definido de diversas formas, pero en generar se toma como una adaptación fisiológica normal al uso repetido de fármacos o conductas que resultan agradables, pero generan una dependencia (disminución del control sobre el consumo), consumo compulsivo, persistente, injustificado, origina conductas de búsqueda y en algunos casos modifica la percepción consiente.[6]
Aparte de generar cambios en el comportamiento del consumidor se afecta la parte molecular o neuronal (neuroadaptación) en cuanto al incremento o disminución de receptores, de 2dos mensajeros, Factores de Transcripción o creación de nuevas sinapsis.

Existen 3 etapas que caracterizan una adicción:
1- Existencia de una sustancia psicoactiva cuyos efectos genere una re experimentación, cambio de conducta y humor, pero lo mas importante que sea capaz de llegar al SNC atravesando membrana hematoencefálica.
2- Creación de un condicionamiento de tipo instrumental dado que la sustancia genera una necesidad, una búsqueda.
3- Existencia de varios estímulos que se presentan simultáneamente a la administración de la sustancia y que quedan asociados a sus efectos por un condicionamiento clásico. Los deseos de consumir vienen precipitados por estímulos que recuerdan y exigen el consumo.
Los estímulos pueden ser internos o externos, como agentes visuales, olores, sabores, sucesos.[7]

Las sustancias que generan una adicción tienen como características esenciales: Traspaso de la barrera hematoencefálica y el aumento en el potencial de reforzamiento, el cual genera auto administración de la sustancia. Todo lo anterior depende de las propiedades farmacodinámicas (receptores, circuitos, efecto), propiedades fármaco cinéticas (velocidad de absorción, concentraciones en plasma, actividad de la sustancia proporcional a su liposolubilidad y la vía de administración), síndrome neuroadaptativo. En ausencia de dicha sustancia el individuo desarrolla cambios físicos y emocionales característicos del síndrome de abstinencia[8].

La adicción que se presenta al consumir ciertas sustancias se explica desde su acción en Circuitos de recompensa, encargados de reforzar conductas útiles y eliminar las dañinas. Se activan con impulsos relacionados con el placer y la saciedad, lo cual produce una compulsión a mantener este estado de estimulación, pero hay mecanismos de control por los cuales el organismo detiene el estimulo al haber satisfacción y lo hace por medio de controles en la propagación de impulsos nerviosos y por reforzadores naturales.
Las sustancias adictivas interfieren en la acción de los neurotransmisores (NT) naturales, en los sistemas de control y activan directamente y en alto grado mecanismos reforzadores naturales, creando un refuerzo negativo (la sustancia se vuelve necesaria para continuar procesos) y positivo (genera un gran bienestar)

Otra vía importante que tiene relación con la adicción es el Sistema dopaminérgico, Sistema mesolimbico, el cual parte del área tegmental ventral hacia la corteza prefrontal pasando por núcleo acumbens donde se libera dopamina ante estímulos relevantes, este paso se denomina interface neuronal entre acción motora y motivación. Esta vía tiene activación directa o indirecta o por vías heterogéneas dopaminergicas que convergen allí y establecen o modulan el placer.

Otra estructuras que se ven afectadas son: El sistema amigdalar, el cual se encuentra conectado con el núcleo acumbens activado en situaciones conductuales con valor adaptativo, que refuerza secuencias motoras intencionales; el hipocampo y amígdala en procesos de condicionamiento ambiental; el núcleo Caudado y putamen en procesos motores como la formación de hábitos de respuesta a estímulos; la corteza Frontal en procesos de almacenamiento y procesamiento de información, deseo de consumir, y búsqueda de efectos euforizantes.[9]


Los opioides son un conjunto de sustancias naturales, semisinteticas y sintéticas con un alto nivel farmacológico, terapéutico y analgésico.
A partir del jugo de las capsulas de la planta amapola, se pueden obtener en conjunto veinte compuestos opioides alcaloides como la morfina, codeína, noscapina, papaverina y tebaína, que tienen como característica común una alta capacidad adictiva y de dependencia, pero varían en el efecto farmacológico primario. Es importante tener en cuenta que esta diversidad de efecto depende igualmente de la variedad de receptores opioides presentes en el sistema nervioso[10].

En cuanto a la cocaína, es un alcaloide contenido en las hojas del arbusto Erythroxylun coca siendo químicamente un derivado de la latropina. Su estructura quimica es C17H21NO4 y recibe el nombre de benzoilmetilecgonina.
Es una sustancia psicoestimulante; teniendo un efecto a nivel cognitivo y simpático, como el taquipsiquismo, mejorar el estado de animo, facilitar tareas intelectuales, aumentar la vigilancia, el estado de alerta, la capacidad de percepción y de reacción.

Ésta puede ser inhalada o inyectada como clorhidrato de cocaína o fumada como crack siendo la presentación mas adictiva. La duración de sus efectos dependen de la absorción, por lo que el efecto del clorhidrato es de mayor duración en el organismo que el del crack.

A nivel molecular va a inhibir la recaptación presináptica de las monoaminas, especialmente de la dopamina, ya que se une al transportador de ésta, aumentando la actividad de adenilato ciclasa y kinasa A, aumentando la cantidad de dopamina en el espacio sináptico; esto lleva al individuo a una dependencia física, dado que después de iniciar su consumo es difícil dejarlo porque al haber mas neurotransmisores (NT) en el espacio sinaptico el organismo deja de sintetizarlos haciendo que la se deba consumir cocaina para que los niveles de dopamina sean adecuados para funcionar correctamente.


Una intoxicación repetida crea plasticidad neuronal y aumentando el número de receptores y la amplitud y frecuencia de los potenciales electricos postsinapticos. Después de cierto tiempo se crea tolerancia puesto que la sensación de euforia va a ser cada vez menor llevando a disminuir el tiempo en ser consumirla hasta crear una dependencia física, y si se deja de consumir va a tener un síndrome de abstinencia.

De igual forma estimula indirectamente receptores dopaminergicos; pues actua sobre el circuito neuronal básico de recompensa; especialmente. La cocaína tiene efectos psicológicos y físicos a largo plazo. Entre los psicologicos está la depresión ansiedad, irritabilidad parania, transtornos de sueño, delirios, psicosis entre otros y físicos como problemas cardíacos, respiratorios, nerviosos y digestivos.

Sus efectos inmediatos son vasoconstricción, hipertensión y sudoracón por acción sobre receptores α y β adrenérgicos. Aumento de temperatura por incremento de actividad física dada por una alteración directa del centro hipotalámico. Y por estimulación del sistema nervioso central dado por la dopamina que dependen de la dosis como el insomnio, cansancio y alucinaciones.

El tratamiento a esta adicción es sintomático, es decir se trabaja sobre cada sintoma que tiene la persona y es importante que lleve una terapia.
En los últimos años se han usado diferentes fármacos para ésta entre los cuales está el disulfiram, naltrexona, anticonvulsivos y amantadina que son agonistas dopaminérgicos.[11]

Las anfetaminas son compuestos orgánicos del nitrógeno derivados del amoniaco, derivados de la efedrina que se origina de la planta Catha edulis. Son sustancias que se han usado de dos maneras principalmente: como fármacos al tener efectos estimulantes a nivel central y como drogas ilícitas con efectos positivos y negativos. Entre ellas se encuentra la conocida MDMA o éxtasis que actualmente en los ha venido aumentando su demanda. Químicamente las anfetaminas son derivados de la fenilisopropilaminas, y estructuralmente son análogas a los neurotransmisores haciendo que posean la capacidad de actuar sobre diversas áreas del cerebro. Las anfetas se pueden absorber vía oral, vía intravenosa, fumadas o esnifadas por la nariz; cada una con un tiempo especifico de actuación, es decir, al ser inyectada actuará mucho más rápido (casi inmediata) que si se consume vía oral ya que de esta manera se demora hasta 30 minutos aproximadamente; claro está que esto depende del metabolismo de cada persona. De esta forma es claro que el organismo responde de una manera rápida y eficaz al suministro de este tipo de sustancias. La principal causa de esto se atribuye a la capacidad de las anfetaminas para atravesar la barrera hematoencefálica sin ninguna restricción; acumulándose primordialmente en el cerebro. “Los cambios cerebrales a causa del suministro de anfetaminas, se ha relacionado también con la activación de aminoácidos excitatorios, capaces de bloquear receptores NMDA (M metil D aspartato) que son específicos para glutamato”[12].

En el siguiente hipervínculo se encontrará más información sobre las anfetaminas.



[1] ESCOHOTADO, A. Historia general de las drogas: Incluyendo el apéndice fenomenología de las drogas. 6ta Edición. Madrid: Espassa Calpe. 1542p. ISBN 8423997391. Consultado: 25 de febrero 2009.
[2] ARAGORT, Mercedes. El sistema nervioso central [en línea]. Disponible en: http://www.monografias.com/trabajos11/sisne/sisne.shtml. Consultado: 26-04-09.
[3] Ibídem.
[4] Ibídem.
[5] BOEREE, George. Neurotransmisores [en línea]. Disponible en: http://www.psicologia-online.com/ebooks/general/neurotransmisores.htm. Consultado: 26-04-09.
[6] AYESTA F.J. Bases bioquímicas y neurobiológicas de la adicción al alcohol. En: Adicciones. Vol. 14. 2002. pp 36.
[7] Ibídem.
[8] Ibídem.
[9] Ibídem.
[10] ÁLVAREZ, Yolanda, FARRÉ, Magi. Farmacología de los opioides. En: Adicciones. Vol. 17. 2005. pp 21.

[11] CABALLERO, Luis. Adicción a la cocaína. En: Neurobiología Clínica. Vol. 7. 2005. p. 41-44.

[12] VOLLENWEIDER, Franz. Entre el delirio y la realidad. En: Mente y cerebro. No. 4. Julio de 2003. p. 20-27.

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